Astor Pantaleón Piazzolla (Mar del Plata, 11 de marzo de 1921 - Buenos Aires, 4 de julio de 1992) fue un bandoneonista y compositor argentino.
Según muchos especialistas, fue uno de los músicos de tango más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Estudió armonía y música clásica y contemporánea con la compositora y directora de orquesta francesa Nadia Boulanger (1887-1979). En su juventud tocó y realizó arreglos orquestales para el bandoneonista, compositor y director Aníbal Troilo. Cuando comenzó a hacer innovaciones en el tango (en lo que respecta a ritmo, timbres y armonía) fue muy criticado por los tangueros de la «Guardia Vieja» (ortodoxos en cuanto a ritmo, melodía y orquestación). En los años posteriores sería reivindicado por intelectuales y músicos de rock.
Cuando en los años cincuenta y sesenta los tangueros ortodoxos —que lo consideraban «el asesino del tango»— decretaron que sus composiciones no eran tango, Piazzolla respondió con una nueva definición: «Es música contemporánea de Buenos Aires». Sus obras no eran difundidas por las estaciones radiodifusoras y los comentaristas seguían atacando su arte. Los sellos discográficos no se atrevían a editarla. Lo consideraron un snob irrespetuoso que componía música híbrida, con exabruptos de armonía disonante.
Según muchos especialistas, fue uno de los músicos de tango más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Estudió armonía y música clásica y contemporánea con la compositora y directora de orquesta francesa Nadia Boulanger (1887-1979). En su juventud tocó y realizó arreglos orquestales para el bandoneonista, compositor y director Aníbal Troilo. Cuando comenzó a hacer innovaciones en el tango (en lo que respecta a ritmo, timbres y armonía) fue muy criticado por los tangueros de la «Guardia Vieja» (ortodoxos en cuanto a ritmo, melodía y orquestación). En los años posteriores sería reivindicado por intelectuales y músicos de rock.
Cuando en los años cincuenta y sesenta los tangueros ortodoxos —que lo consideraban «el asesino del tango»— decretaron que sus composiciones no eran tango, Piazzolla respondió con una nueva definición: «Es música contemporánea de Buenos Aires». Sus obras no eran difundidas por las estaciones radiodifusoras y los comentaristas seguían atacando su arte. Los sellos discográficos no se atrevían a editarla. Lo consideraron un snob irrespetuoso que componía música híbrida, con exabruptos de armonía disonante.
miércoles, 25 de agosto de 2010
El Tango (1965)
En este disco, Piazzolla, uno de los grandes innovadores del tango, le puso música a poemas de Borges y los interpretó, junto con el Quinteto Nuevo Tango, el cantante Edmundo Rivero y el actor Luis Medina Castro en los recitados.
La tapa que muestra la imagen es la que tuvo la edición original, pero dentro del archivo están también las tapas del CD más actual, del que está sacado el sonido.
Una extraña complicidad de ironías y contradicciones envuelven la relación del escritor con el tango. Es muy posible que la discusión sobre si a Borges le gustaba o no el tango sea tan baladí como la de si Piazzolla hacía tango o no. Bien, Piazzolla hacía tango.
Ahora es curioso el empecinamiento que muchos tienen en sostener que a Borges no le gustaba el tango. Y es muy posible que al escritor le gustaran muchas más cosas de las que era capaz de aceptar o reconocer. Pero claro, están sus declaraciones; él sostenía a diestra y siniestra que el tango no le gustaba. Y es bueno recordar que sostener que a Borges no le gustaba el tango es una manera de menoscabar su figura haciéndolo aparecer como antiargentino. Porque no hay que olvidar que “pegarle” a Borges es un deporte nacional. Porque Borges excede los límites de la literatura, porque fue polémico, pero porque lo hicieron polémico, fue irónico porque era una forma de defenderse, y porque los que solo alcanzaron la altura de sus salidas ingeniosas nunca llegaron a las cimas de su obra. Claro siempre fue más fácil preguntarle por un jugador de fútbol que por Schopenhauer.
Pero es cierto, Borges solía sostener que no le gustaba el tango; y me pregunto si lo hacía simplemente por provocar, por darle algo de que hablar a los que nada tenían que decir o contestaba lo que muchos querían oír.
Veamos. Cierta vez el locutor Antonio Carrizo al salir con Borges de los estudios de Radio Rivadavia en Buenos Aires, le preguntó:
Carrizo: Usted dice que no le gusta el tango, pero usted mismo es medio tanguero.
Borges: Oiga, soy Borges
Carrizo: Está bien, pero ese poema “Remordimiento” es un poco sensiblero y llorón.
Borges: Tiene razón, pero no me lo diga. Nunca debí haber escrito ese poema tan cerca de la muerte de mi madre.
Y es cierto, Borges era tanguero, pero no por algún poema sensiblero, sino por su obra, su concepción de un Buenos Aires hecho de arrabal, zaguanes, compadritos y toda una mitología que no tiene otro mundo que el del tango. Muchos de los relatos de Borges son tangos mudados a la literatura.
01. El Tango
02. Jacinto Chiclana
03. Alguien le dice al tango
04. El títere
05. A Don Nicanor Paredes
06. Oda íntima a Buenos Aires
07. El hombre de la esquina rosada
..... + Aparicion de Rosendo
..... + Rosendo y La Lujanera
..... + Aparicion de Real
..... + Tango para Real y La Lujanera
..... + Milonga nocturna
..... + Bailongo
..... + Muerte de Real
..... + Epílogo
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